misofonia

Hay personas que pueden reaccionar de forma extrema ante sonidos que realmente son cotidianos en nuestro día a día. El goteo de un grifo, alguien mascando chicle, los pasos y las pisadas en la casa o los vecinos, el ruido que otras personas hacen al comer, toser o respirar… Si ante estos sonidos se presenta un comportamiento irracional, es probable que estemos ante los primeros síntomas de misofonía.

 

Hiperacusia y misofonía: ¿en qué consisten?

 

En los casos más graves de misofonía, los pacientes llegan a presentar episodios de ira violentos al no poder soportar los sonidos rutinarios. En realidad, no se trata de una fobia sino más bien de una causa neurológica, aunque en su tratamiento pueden ayudar las terapias psicológicas. Un trastorno que, por lo general, aparece al final de la infancia pero que se agrava con el tiempo.

Además del problema que ocasiona al paciente, la misofonía sigue siendo una enfermedad de difícil diagnóstico. Por esta razón, aún no se le ha dado un tratamiento realmente adecuado. No en vano, hasta hace muy poco no ha sido catalogada como enfermedad.

En el otro lado de la balanza se encuentra la hiperacusia. Este trastorno consiste en percibir ciertos sonidos de una forma anormalmente alta hasta el punto de sentir incluso dolor físico al escucharlos. Por esta razón, y aunque son patologías similares y que se suelen asociar, no debemos catalogarlas como idénticas.

La hiperacusia, por ejemplo, sí tiene un tratamiento adecuado que consiste en el uso de generadores de sonido. Lo que se hace es situar al paciente para que escuche grabaciones sonoras (combinaciones de sonidos en bandas anchas). El tratamiento se inicia usando niveles de sonido casi inaudibles a diario y durante periodos largos.

Estos niveles de sonido irán aumentando de forma progresiva hasta desensibilizar el oído, consiguiendo una tolerancia normal al sonido. Al mismo tiempo, se recomienda realizar tratamientos del estrés y de los trastornos del sueño para, de esta forma, mejorar la capacidad para tolerar la hiperacusia.

 

¿Qué diferencias existen entre la hiperacusia y la misofonía?

 

Ambos trastornos sí se relacionan con una disminución de la tolerancia al sonido. La diferencia estriba en que en la hiperacusia los sonidos se reciben de forma anormalmente elevada, mientras que en la misofonía son los sonidos repetitivos los que se hacen totalmente intolerables para el paciente que los sufre.

No obstante, en muchas ocasiones es muy complicado distinguir entre hiperacusia y misofonía. Los principales especialistas recomiendan que no se haga un autodiagnóstico cuando se presenten los primeros síntomas. En caso de que estos comiencen a afectar a la vida cotidiana, lo mejor será acudir de inmediato al médico.

Lo cierto es que ambas enfermedades alteran completamente la vida de quienes las padecen. Son trastornos paralizantes que trastocan profundamente el ritmo de vida normal de cualquier persona. Cualquier ruido, por trivial y rutinario que parezca, se puede convertir en una auténtica tortura, hasta el punto de tener que vivir como aislado en una burbuja.

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