Anatomía del oído (IV): El tímpano

timpano, oidoEl tímpano es la parte del oído que permite la audición. También denominado como membrana timpánica, se trata de un delgado y elástico tejido semitransparente de 8 a 10 milímetros de diámetro que transmite las vibraciones sonoras desde el canal auditivo hasta los huesecillos del oído medio. Además, también se encarga de proteger de la presión del aire a la parte media de este órgano corporal.

Situado en el oído externo, separa a este del medio y cuenta con dos caras: la externa y la interna. La primera está recubierta de fina piel y la segunda, de mucosa.

 

Capas del tímpano

La membrana timpánica está compuesta por tres capas:

Cutánea. También llamada escamosa o lateral, está situada en la cara más externa del tímpano. Tiene un espesor de 30 micrones y está formado por células epidérmicas, ya que es la parte ósea del conducto auditivo externo. Por este motivo, en el tímpano no hay ni glándulas ceruminosas, ni folículos pilosos, ni glándulas sebáceas.

Fibrosa, Lámina Propia o capa media. Además de medir unos 100 micrones y derivar del Mesodermo, se divide en dos láminas: la subcapa externa y la interna. La primera de ellas está constituida por fibras radiales de colágeno que surgen de la periferia de la membrana de rodete anular de Gerlach y la segunda, por fibras circulares. Asimismo, estas últimas presentan un aspecto denso en la periferia, que se va haciendo más fino según se acercan al centro. Allí, en torno al umbo, forman un tejido prácticamente homogéneo. En conjunto, la capa fibrosa destaca por su resistencia.

Mucosa, capa media o intensa. Forma parte ya de la mucosa del oído medio.

 

Funcionamiento del tímpano

Gracias a la membrana timpánica, el oído puede realizar la acción para la que está diseñado, la audición. Todos los estímulos sonoros que se producen en el exterior llegan al tímpano después de atravesar el conducto auditivo externo. Entonces, la membrana timpánica, que está conectada con los huesecillos del oído medio, vibra como si se tratase de un tambor.

A continuación, esas vibraciones se transforman en impulsos nerviosos que son conducidos al cerebro gracias al oído interno. Allí es donde se reproduce el sonido. Pero la auditiva no es la única función que cumple el tímpano, sino que también protege el oído interno de la entrada de bacterias e infecciones.

El principal defecto con el que cuenta el tímpano es su fragilidad, lo que le hace susceptible de sufrir roturas o perforaciones. De hecho, la simple introducción de hisopos o bastoncillos puede causar la ruptura del mismo, también llamada otitis media crónica exudativa. Sin embargo, la forma más común de rotura es la propiciada por ruidos muy potentes o lesiones resultado de traumatismos o barotraumas (diferente presión en el oído interno y externo).

Un tímpano perfecto impide la entrada de infecciones. Sin embargo, existen otras que pueden producirse en su interior y, también, causar su rotura. Entre los síntomas que muestran esa ruptura o importantes alteraciones se encuentran dolores constantes y crecientes, vértigo, hipoacusia o zumbidos. Notar cualquiera de ellos es signo inequívoco de que es necesario acudir al especialista.

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