hipoacusia

La hipoacusia, por definición, es una disminución de la capacidad auditiva, que tradicional y equívocamente se denomina sordera. Porque alguien tenga un determinado grado de pérdida auditiva no le podemos denominar como sordo. La sordera es una pérdida total de la capacidad de oír sin solución protésica convencional, sin embargo, la hipoacusia solo es una pérdida parcial de la misma, por lo que es como si alguien viera mal y necesitara llevar gafas y le calificásemos como ciego.

Del mismo modo, si alguien no oye bien y necesita de un audífono, no le podemos denominar como sordo. Al final son tabúes y barreras que con información podemos vencer entre todos.

Corregir una hipoacusia con un audífono, aunque sea leve, nos garantiza la conservación del órgano de la audición, ya que está demostrado que este no es el que hace a la función, sino que es la función la que hace al órgano.

Pequeñas pérdidas auditivas que no se tratan, están condenadas a seguir degenerando y convertirse en problemas mucho más difíciles de manejar. Es por tanto recomendable que al primer síntoma de alerta, que a veces no detecta ni el propio individuo, sino su entorno más cercano, acudir a un especialista para que pueda diagnosticar el grado y el tipo de hipoacusia y así, poder valorar si la solución es médica, quirúrgica o protésica (audífono).

En este sentido, la tecnología ha experimentado un avance muy considerable en cuanto a las técnicas de diagnóstico, mejora y rehabilitación de la hipoacusia.

Actualmente, disponemos de dispositivos que preanalizan el sonido 1.000.000 de veces por segundo y lo van acomodando, frecuencia a frecuencia, a los decibelios justos de pérdida que padezca el paciente, conteniendo gestores que detectan el habla humana y lo separan del resto de sonidos para hacer más inteligible la palabra.

Recientemente, se ha desarrollado una tecnología de última generación en la que se incorpora un traspondedor frecuencial. Se trata de una herramienta que nos permite rehabilitar frecuencias que antes no tenían tratamiento protésico.

En la mayoría de las lesiones que tratamos, a partir de 6-8 Khz., el oído es sordo y no había remedio ni con audífono. Este traspondedor es capaz de localizar dichas frecuencias y reemplazarlas por aquellas que son inmediatamente audibles, por lo que son sonidos que vamos a oír de modo distinto que los normoyentes, pero que al menos oiremos, cosa que antes era inviable. Esto mejora los armónicos y por tanto, la capacidad de entender en ambientes más complejos.  

Por todo esto, desde el  Centro Europeo de la Audición vamos a lanzar una campaña de concienciación para que todas las personas mayores de 55 años realicen controles gratuitos de su audición en sus centros de la Comunidad de Madrid.

Un artículo de Óscar Martín Portal

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