Los implantes cocleares combinan lo mejor de la cirugía, la ingeniería electrónica, la informática y la audioprótesis, con el objetivo de devolver la capacidad auditiva a aquellas personas que la han perdido de manera total o profunda y que además, no han obtenido buenos resultados.
En cuanto a la definición de implante coclear, hay que tener en cuenta que consiste en un transductor cuyo cometido es la transformación de las señales acústicas en señales eléctricas, consiguiendo de este modo una estimulación directa del nervio auditivo.
Con este sistema se busca restablecer la audición de aquellas personas que padecen una sordera causada por la destrucción de las células ciliadas de la cóclea, mediante la estimulación precisa y concreta de las células ganglionares (nervio auditivo), mediante señales eléctricas encargadas de transmitir la información codificada al cerebro.
Las personas candidatas a ser portadoras de un implante coclear son fundamentalmente pacientes con un grado pobre de inteligibilidad, en un rango inferior al 30-40%. Sobre todo, en casos en los que tras probar la adecuación al oído de toda la aparatología protésica disponible en el mercado, no se hayan alcanzado los beneficios esperados inicialmente.
Parte interna del dispositivo
El dispositivo se compone de dos partes claramente diferenciadas. La primera de ellas, es la que requiere cirugía. Durante la operación se coloca el dispositivo transductor con un imán posicionador, tras haber realizado previamente un hueco en el hueso temporal mediante fresado.
Una vez colocado el transductor, de él salen dos hilos: el hilo de masa, que se aloja en el interior del músculo temporal y un segundo hilo que contiene un juego de electrodos, que es introducido en la rampa timpánica tras haber realizado previamente una apertura de la ventana oval.
Parte externa del dispositivo
Es la parte donde se procesa el sonido y tiene una función clara y muy importante: transmitir la información codificada del sonido ambiental recogido hasta la parte interna, anteriormente descrita.
Está formada por un procesador de sonidos, es decir, un audífono, que se encarga de captar el sonido y enviarlo a continuación a un microprocesador, que es el encargado de seleccionar todos los sonidos útiles y también, de codificar la información.
Una vez realizado este proceso, la información se envía a la bobina. En ella, se encuentra incluído un imán que, debido al efecto del campo magnético, la mantiene unida a la parte interna. Es la propia bobina la que recoge la información codificada del microprocesador y la transmite al transductor por radiofrecuencia. De este modo, se estimula el nervio auditivo.
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