- Convive con una persona con una discapacidad, de mayor o menor grado, que limita la capacidad más importante del ser humano: poder comunicarse con sus congéneres. Hay, por tanto, que esforzarse un poco más con ese ser querido para que, por lo menos, en su entorno más cercano, se sienta integrado.
- Es muy importante acompañarle en las visitas al otorrinolaringólogo o al audiólogo protésico, para conocer el alcance de su lesión y así poder comprender las limitaciones que va a tener y cómo resolverlas en el día a día. A veces, ni siquiera un audífono puede resolver la totalidad del problema. Será una ayuda importante, pero que tendremos que complementar poniendo también de nuestra parte.
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Si aún no se ha adaptado un audífono, hay que hacerle entender que va a ser una experiencia de cambio muy positiva. El cerebro se acomoda a la deficiencia y oír mal se convierte en una situación casi normal para el paciente, pero claramente visible para todos los que le rodean. Además, no hay audífono que se vea más que el propio problema.
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Una vez adaptado, hay que transmitirle mensajes de paciencia, ya que lleva un tiempo “reaprender” a oír. Volverá a oír sonidos que llevaba un tiempo sin ser recibidos por su cerebro y este, como sistema de protección, tenderá a magnificarlos. Es importante seguir las pautas marcadas por nuestro audioprotesista para que ese proceso de adaptación se cumpla lo antes posible, haciendo que nuestro cerebro vuelva a reconocer esas señales como habituales y se comporte como lo hacía cuando éramos normoyentes.
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Llamar su atención antes de iniciar la conversación.
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Hablar despacio y vocalizando.
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Hacerle saber acerca de cualquier cambio de tema en la conversación.
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Nunca se debe alzar la voz o gritar. Esto solamente distorsionaría su voz haciéndola menos inteligible.
- Hablar de frente, ya que es importante que vea su cara. La información que no pueda obtener por las vías auditivas se completará con los gestos faciales y el apoyo de la labiolectura.
- Nunca debe mantener una conversación mascando chicle o cubriéndose la boca.
«Sin duda, esa persona se lo agradecerá»
Un artículo de Óscar Martín Portal | Centro Europeo de la Audición
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