El vértigo es un trastorno físico que se asocia a un problema originado en el oído interno, el encargado de controlar el equilibrio y nuestra postura. Se suele acompañar de náuseas, pérdida del equilibrio, mareos y sensación de desmayo inminente. Este trastorno puede ser momentáneo o puede durar horas e incluso, días. En cuanto a los pacientes, aparece tanto en niños (más ocasional), como en personas adultas.
Los trastornos que produce el vértigo llevan consigo la sensación de que la persona está en constante movimiento o dando vueltas. Por eso, existen una serie de síntomas que se asocian con este trastorno del equilibrio. Los más comunes son los siguientes:
- Zumbido de oídos
- Pérdida del equilibrio y mareos
- Hipoacusia en un oído
- Dificultad para enfocar con los ojos
- Visión doble
- Parálisis facial
- Dificultad en la articulación del lenguaje
- Debilidad en las extremidades
Tratamiento del vértigo: exploración del paciente
El tratamiento del vértigo debe partir de la base de cuáles son las causas que lo provocan en cada paciente, ya que pueden ser muy diferentes y variadas. En este sentido, será fundamental disponer de una correcta historia clínica para avanzar en el diagnóstico. Será el especialista el que dictamine dicho tratamiento, que en muchos casos se regulará mediante la administración de fármacos y siempre atendiendo a las características físicas del paciente en cuestión.
En primer lugar, el especialista llevará a cabo una exploración minuciosa del oído, las fosas nasales, la nasofaringe, la cavidad oral y la laringe. A partir de este estudio, se podrá determinar incluso si estamos ante un caso de vértigo periférico o central. Un análisis muy importante para diferenciar si el cuadro clínico del paciente es vértigo o un mareo.
En dicha exploración, el especialista deberá conocer también la duración del vértigo, los factores o las causas que lo han podido desencadenar, los síntomas que presenta el paciente y que acompañan a esta sensación de trastorno del equilibrio, los antecedentes, etc.
Tratamiento del vértigo mediante fármacos, antibióticos u operación quirúrgica
Los fármacos empleados para el vértigo y los trastornos del equilibrio pueden ser los diuréticos, que eliminan esa sensación tan molesta, la betahistina, los antagonistas del calcio y los protectores celulares. Estos fármacos deben ir siempre acompañados de una dieta baja en sal para que el tratamiento sea mucho más efectivo.
La administración de estos fármacos se debe llevar a cabo en dosis bajas al principio del tratamiento, para posteriormente ir aumentándola progresivamente.
Si los trastornos del equilibrio en el paciente son más graves, habrá que recurrir a un tratamiento con gentamicina intratimpánica. Este último es un antibiótico que se inyecta a través del tímpano y pasa al oído medio para actuar en las células del equilibrio.
En este sentido, si los síntomas son mucho más graves, hasta el punto de que la vida diaria del paciente se ve muy limitada, el tratamiento será pasar por el quirófano para someterse a dos tipos de operaciones:
- Neuroctomía vestibular: se corta el nervio del equilibrio para que el paciente mantenga la audición
- Laberintectomía: se eliminan todos los receptores sensoriales del equilibrio, perdiéndose parte de la audición
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