umbral de audiciónEl umbral de audición del ruido es la cantidad mínima de vibraciones por segundo necesarias para que un sonido sea percibido, o no, por el oído. Estas vibraciones tienen una frecuencia que se mide en hercios (Hz). El umbral de audición para un oído humano sano se sitúa en la exposición a una señal de frecuencia entre un mínimo de 20 Hz y máximo de 20.000 Hz.

Por otro lado, la intensidad del sonido se mide en decibelios. Estas medidas expresan la presión generada en el aire a través de vibración. Para que un sonido sea escuchado por el oído humano deberá tener una intensidad superior a 0 decibelios (Db). Los ruidos con una intensidad mayor a 65 Db están catalogados por la Organización Mundial de la Salud como perjudiciales para el hombre, por lo que debe evitarse la exposición a sonidos de alta intensidad.

Cambios en el umbral de audición

El umbral mínimo de un oído sin problemas auditivos depende de la edad del individuo, ya que con el paso de los años, las células se deterioran, y se tiende a percibir en menor medida las frecuencias agudas y se produce una paulatina pérdida de audición. Además, el uso continuado de auriculares con volumen alto y la asistencia a bares, discotecas o espectáculos donde se expone a los asistentes a ruidos de alta intensidad durante un tiempo prolongado, pueden variar los niveles de nuestro umbral de audición.

Los ruidos con una intensidad superior a los 65 Db no son recomendables, ya que perjudican nuestra salud y dañan gravemente nuestros oídos. Además, no es conveniente que el oído esté expuesto a ruidos superiores a los 120 Db, donde está establecido el límite a partir del cual un sonido pasa la línea de resultar desagradable a producir dolor, signo inequívoco de que estamos perjudicando gravemente nuestros oídos.

Los efectos en nuestra salud de la contaminación acústica

Los ruidos ambientales que se generan en una zona determinada son muy difíciles de controlar, pero lo cierto es que, a altos niveles, la contaminación acústica es perjudicial para la salud del oído. Desde la antigüedad, el hombre ha cuidado este aspecto tan importante para articular una correcta vida en sociedad. Ya en la época romana, Julio César obligó, a traves de la Lex Iulia Municipalis a que, salvo excepciones, los carros que suministraban provisiones a la ciudad lo hicieran por la noche, después de la caída del Sol, ya que la contaminación acústica y el tráfico que llegó a sufrir la urbe,, resultaban muy molestos para los ciudadanos romanos.

La contaminación acústica es uno de los grandes males de las ciudades modernas. En las últimas décadas, se ha convertido en un grave problema de salud pública, cuya solución está en manos de las administraciones. Estamos sometidos a una gran contaminación acústica que tiene consecuencias en la salud, especialmente en nuestros oídos. Cuando esto se produce afecta a otros aspecto de tu vida e incluso, a tu estado de ánimo, por lo que te verás obligado a acudir a un experto, ponerte en manos de los mejores especialistas  y así poder recuperar tu salud auditiva.

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